Paraqueciendo

“Nada nos pasa por casualidad. Si pasa es porque lo buscamos”.  Gerardo “Tata” Martino, actual Director Técnico de la Selección Nacional argentina de fútbol, dijo estas palabras en una conferencia de prensa cuando era el conductor táctico de mi equipo, Newell´s Old Boys de Rosario, brillante y grandioso campeón del fútbol argentino un par de meses después de esa declaración (ejem… perdón, se me escapó el personaje).

El Tata le contaba al mundo, que admiraba lo que estaba pasando con su equipo, la clave del éxito. Les estaba diciendo que lo que estaban consiguiendo era fruto de su clara decisión de ir hacia allí. Antes, lo habían escuchado sus jugadores y compañeros del staff técnico. Gracias a su capacidad de comunicar, esas palabras emocionaron a sus dirigidos, tomaron cuerpo, espíritu, formas y acciones hasta el logro final.

Todo el tiempo estás encontrando lo que has buscado (todo el tiempo) que (te) pasara. Lo hayas dicho, acordado o no, cada acción tuvo su paraqueciendo. O sea, para qué estás haciendo lo que estás haciendo. Eso explica tu vida, en cada momento. Cuanto más claro lo tengas, en el dominio de tu vida que quieras verlo, más cerca estarás de ser campeón (como mi equipo) o, si no, serás uno más de la manada. No postulo que trates de ser el campeón del juego de los otros sino del tuyo propio. En el juego que mejor juegues y más te guste.

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Cuando te preguntas para qué estás haciendo lo que estás haciendo, responde tu visión. Lo que te moviliza más interna e intensamente. Lo que está fuera de cualquier entuerto egocentrista o transacción social. Estás influido por éstos, hasta puedo decir “poseído”. Pregúntale a quien quieras para qué hace alguna acción y, muy probablemente, escucharás que comienza su respuesta utilizando porque… Esa palabrita, porque…., busca explicar lo que has hecho desde tu ego-mirada. Otras veces, eso significa justificarse, reportarse mansamente en el regazo social. En cualquier caso, te remites al pasado y no a este momento.

Hablar en pasado es muy usual en vidas cansadas, sin estímulos, aquietadas, de horizontes cercanos y utilitarios. Hablar en pasado es estar en el pasado. No requiere de la (maravillosa) tensión del presente. Es mirar fotos y sonreírle a la nada.

Hablar en presente es sonreir mientras estás rodando tu película.

Dinámico, ágil, activo, pleno. Disponible. Vivo. Tus paraqueciendos te abrirán los caminos en todo momento. Elegirás las mejores opciones, inteligentemente. Casi sin darte cuenta, liviano y libre, sentirás que “algo” te lleva hacia esas decisiones. Ese algo serás tú mismo, suelto de lo que te has condicionado antes. Desatado de las razones de tu entorno social. Más allá de los límites de la cancha donde has jugado hasta aquí.

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Quieres probarlo?. Cuál es el paraqueciendo en tu relación afectiva principal?. Cómo funciona la organización a la que le dedicas tantas horas diarias? (llamale familia, empresa, empleo o equipo deportivo). Están alineados los paraqueciendos de cada uno de sus integrantes? (o tienen algún punto de convergencia, al menos?). Alguna vez lo conversaste?. Para qué existe esa organización?. Para qué le das tu tiempo?. Para qué creen los demás?. Para qué precisas comprar tal o cual artículo?. Para qué amas?. Para qué corres?. Para qué te enojas?. Para qué compites?. Para qué estás en la Tierra?.

Probablemente, te sientas como en una demolición. No estás acostumbrado a tantos paraqués. Porque has crecido sin ellos. Has crecido dando porqués. Has gastado más tiempo dando explicaciones a otros que respondiendo a tus propias preguntas. Para qué?. Eso tuvo su paraqué: para ser aceptado como uno más en la manada. Eso quisiste, aunque no lo supieras querido. Eso fue lo que sentiste que querías.

Cuando haces algo y no tienes el resultado esperado (ilusionado), pregúntate para qué lo has hecho. Si no tienes respuesta, allí está tu respuesta. Si te sorprendes respondiéndote “porque….”, allí está tu reporte, manso y tranquilo, al jefe social.
Cualquier perro callejero tiene muy claros sus paraqueciendos. Cómo estás con los tuyos?. Espero que me cuentes. Me encantará saberlo, aunque sólo sea mirándote por las calles…

 

Oscar Virga Digiuni