El cuento de tu vida

Hace ruido un árbol que cae en medio del bosque?. Qué ruido hace?. Cuánto ruido hace?.

El árbol emite ondas sonoras. Las ondas sonoras, como las ondas de radio (en realidad las ondas energéticas de todo tipo), necesitan ser captadas por un receptor. Hay muchas ondas de radio que inundan esa habitación en este momento, pero no hay sonido porque no hay un receptor sintonizado con ellas. El oído humano y el animal son receptores. Si un árbol cae en medio del bosque, y no hay nadie allí para oírlo, «no hace» ningún ruido. El sonido no es sonido hasta que lo oyes, del mismo modo que la onda energética “no es” materia hasta que la ves o la tocas.

Esta idea está bien expresada en los modelos de la física cuántica. La física newtoniana sostiene que los objetos son reales, que son externos a ti y llevan una existencia separada. La física cuántica demuestra que esto no es verdad. El universo no es lo que asumes que es. Tu mundo no es lo que es, sino lo que ves, lo que percibes. Tu vida no es lo que te pasa, sino lo que haces con eso.

Todo lo que parece existir es pensamiento inseparable. Cuando observas algo se produce un cambio a nivel subatómico. Todo está en tu mente, incluyendo tu propio cuerpo.

Cuántas veces te dije ya que escuches a tu intención. Como el árbol en el bosque, ella emite ondas. Quién las recibe?. 

Recibes señales todo el tiempo.

En un primer estado sensible, crees poder separar señales externas de internas. Lo que lees de afuera y lo que te dice una voz interior. Lo que percibes y lo que sabes que sientes. No hay tal diferencia. Lo que te llega, de donde lo veas venir, es información de tu propia vida. Mejor dicho, de Tu Vida, la grande, la que está en tu esencia vivir. Son las guías que te propone alguien que sabe de ti más que tú mismo y que las pone delante tuyo para que no vayas por otro lado. Y vas para otro lado.

Cuanto más te alejas de esas señales, cuanto menos sensible eres a esos llamados, cuanto más rutinario se te hace atender a otros ruidos, menos vives Tu Vida. Hasta que en algún momento, empiezas a ver luces fuertes, como si fueras por una avenida en contramano. Y sientes golpes, como si chocaras en esa avenida, yendo en contramano. Qué les pasa a estos, no ven que van en sentido equivocado?. No hay quien ponga orden en este lugar…?????.

Nadie pone orden. Empiezas a ponerlo tú. Y empiezas por ti. Cargando esa espalda de culpas por lo que “te has equivocado”, por lo que has elegido “mal”, por lo que te han “maltratado” (o no tratado “como mereces”), porque has dejado tu vida “postergada” por otros, porque te han “usado”, porque no has estudiado lo que “hubieras querido”, no has hecho “carrera”, no encuentras “sentido”, estás “triste”, y más…. Esperas que el año nuevo cambie el aire de tus pulmones?.

 

Tu Vida y tu vida, enfrentadas.

   La culpa que sientes es la diferencia entre lo que percibes de ti y lo que eres. 

Todas las culpas que te cargas son las veces que no te escuchaste, y elegiste y decidiste, aún así, con plenitud de responsabilidad en ese momento. Con los recursos que disponías en ese momento y con la información que quisiste usar de toda la que contabas. Entendiendo que había consecuencias por eso, pudiste imaginarlas todas brillantes o esconderlas debajo de la alfombra, si tenías dudas y preferías dejarte llevar por dulces y ajenos motivos. También esto fue tu decisión.

Pero este ser que eres es tan maravilloso y tan poderoso que puede recrearse.

 

Basta con re-creerse.

Cuando quieres algo, en el rubro que sea, entrégaselo a tu intuición. Dale la oportunidad a Tu Yo que te responda. Si eso que «quieres» califica en Tu Vida, lo desearás. Paso siguiente, imaginarás tu mundo con “eso” que deseas adentro. Lo que imaginas es la síntesis de lo que piensas y lo que sientes íntimamente, muy tuyo. Esa conexión es la vía por donde se disparan las acciones, tuyas y del entorno, que concretarán tu deseo. No es magia, no es casualidad, no es milagroso. Es Tu Vida, haciéndose presente en tu vida.

Esto es un aprendizaje. Como sucede en estos casos, requiere de prácticas intensas hasta generar hábitos y destrezas en ellas. Ejercitarse. Experimentar. Tu intuición habla en el silencio. O a través de tu cuerpo, utilizando otros cuerpos, en medio de una noche de disco, mientras manejas tu auto, cuando duermes, cuando abrazas, cuando lloras, cuando enfermas… En fin, cuando necesita hacerlo.

 Tu intuición es quien corre los límites de tu conciencia. Más intuyes, más consciente eres de tus actos. Más dueño de cada decisión. Tan responsable como antes, pero con más recursos para decidir. Más libre para elegir. No es eso lo que te has reclamado tanto tiempo?. No es esa tu mayor culpa?.

Escucharte libera, porque estás en este lugar para superar cada batalla cotidiana. No a otros, sino a tu propia construcción enemiga. Superar todo lo que has puesto en tu camino y que no es tuyo. Lo sacas solo con reconocerlo en esa condición de ajeno, extraño. No te detengas en los dolores de la “pérdida”, en la incertidumbre de “cómo será después”. No estás perdiendo nada, no hay después. Hay otra cosa. No importa si te diste cuenta recién hoy. Ganas todo para delante. Liberas energías para tu próxima batalla.

Así, empiezas a re-escribir tu novela. La historia de un líder que movilizó a su propia libertad y contagió paz, amor y salud a su alrededor. Además de éxito, claro. Y que contagió a muchas otras personas. Suena entusiasmante, si?. Imagino como lo venderás. Será un best- seller. El cuento de tu vida que se hizo novela.

Qué título le pondrías?.

 

Oscar Virga Digiuni
Coach Profesional
Director ISFE