Unos días atrás, les propuse a alumnos adolescentes de los distintos grupos con los que trabajo que buscaran en los diarios noticias buenas, noticias malas y noticias neutras. No tuvieron otra consigna. Me senté a esperar los resultados. Cómo piensas que fue el ranking de las elegidas?… Prometo la respuesta para más adelante.
Cuál crees que fue el criterio que tuvieron para seleccionarlas?. Probablemente, hayan seguido algún patrón mental de sus hogares, o sea de sus padres, abuelos y otros mayores. Sin necesidad de estar en sus casas conviviendo con esa cotidianidad, tal vez respiran aires quejosos, reclamantes, resignados, ajenos, desinteresados y otros gases por el estilo.
Cómo es en tu casa?. A ti te pasa que siempre te enfocas en lo que te falta?. Hay razones, dirás, que te llevan a pensar así. Pero hay una distinción posible en esa observación. Puedes reclamar, resignarte, pararte en el “NO PUEDO porque me falta tal o cual cosa…” o tomarlo como un desafío, que te movilice, y entonces será “QUE HAGO CON ESTO que me pasa, con esta carencia originada en el mefaltatalocualcosa?”. Víctima o protagonista en tu propia red de creencias.
La brecha que contiene a esa distinción se llama actitud.
En tu recorrido por los años que cargas acumulaste conocimientos, has juntado cientos de notas de calificación, palmadas de reconocimiento, regalos, premios, títulos, habilidades, destrezas, artes, más títulos, etc…. Todo suma para maniobrar tu vida. Pero la suma no suma tanto como la multiplicación. O suma a otro ritmo.
En tiempos donde el tiempo tiene valor de recurso no renovable (y escaseando), es más fácil multiplicar para notar (antes) que estás creciendo y estar más satisfecho con tu camino. Pero, si multiplicas por cero el resultado es… CERO…. La queja retórica, el reclamo al aire, la victimización fatal son maneras de multiplicar por cero. Y el resultado es igual a… cero: cero avance, cero empuje, cero disfrute, cero vida. Como si no hubieras sumado en el camino. Y allí te frustras.
«La seguridad sólo es una superstición, no existe tal cosa en la Naturaleza. La vida es una aventura o no es nada». Lo dijo Hellen Keller, ciega y sorda desde muy pequeña, que aprendió a hablar, se licenció en la universidad, escribió más de diez libros y dio conferencias de autosuperación por el mundo entero, hasta fallecer con 87 años de mucha vida.
Ya te diré qué pasó con mis alumnos… Paciencia.
YO SOY mi metro cuadrado.
Acá mando yo. En este metro cuadrado que piso y que me acompaña por donde vaya, yo estoy eligiendo en todo momento qué hago con lo que me pasa. Recibo información todo el tiempo y mi cerebro decide, a veces en automático y otras con mi presencia, cuál será la próxima acción. Bueno, no decide mi cerebro solo. SOY YO, un ser complejo e integrado, quien crea respuestas a las circunstancias que ofrecen los minutos. En este metro cuadrado puedo abrir y mover cómodamente mis brazos y mi cuerpo, con mucha libertad y todos los sentidos disponibles. No necesito meterme en el tuyo, porque tengo el aire y la luz que requiero para desarrollarme.
Si invado tu espacio no es porque ya haya completado el mío. Parece poco un metro cuadrado, pero en realidad es solo una representación visual de mi dimensión. Puedo considerar extender mis dominios hacia abajo, hacia mis raíces, o hacia el cielo, hacia mis deseos… No hay límites para esa, mi experiencia. Tampoco hay atajos. Por eso mismo, si me ves dando vueltas por tus aires, quizás, tal vez, me agobie tanto espacio y no sepa (o no quiera) ocuparlo. Vuélveme al mío, por favor, porque tengo mucho que hacer aquí.
Qué hay en tu metro cuadrado?.
Lo que vale para mí también lo es para ti. Que haces allí?. Con qué o quién conectas?. Qué o quién te contagia?. Expresas la gratitud por lo que tienes?. Cómo lo haces?. Ojalá estés sonriendo cuando lees este renglón, porque es la más pura expresión de tu reconocimiento a lo que tienes.
Ya sabes, si sigues este blog o aprecias los temas que aquí tratamos, que no somos cuerpos ni cosas, sino ondas de energía que vemos como tales. Y que las emociones son los motores de nuestra comunicación, según si aquellas ondas sintonizan o son de diversas frecuencias. Si no lo has visto, te recomiendo un video de Youtube grabado en un tren subterráneo alemán, conocido como el de “la risa contagiosa”. Ese es el ejemplo de lo que pasa cuando las emociones sintonizan.
Lo que hagas tendrá efectos inmediatos sobre tus metros cuadrados adyacentes. Habrá gente que te deje entrar en el suyo, sin barreras, y no te devolverá a tu lugar. Estarás faltando el respeto a tu propio espacio, no estarás reconociendo lo que hay por hacer allí adentro, no honrarás lo que te han entregado en el viaje hacia aquí, o lo estarás malgastando. En cualquier caso, te estás perdiendo la oportunidad de ser tu mejor versión. Y contagiarnos.
Probablemente, no te guste si haces un regalo y lo desprecian. Has vivido eso?. Cómo lo tomaste?. Qué hiciste luego con esa persona?. Qué piensas de esa persona?. Eso estás haciendo a tu obsequiante cada vez que rechazas tus propias capacidades y potencias. Y eso mismo pensamos de ti.
La mala noticia es que, muy probablemente, buscarás a quien ponerle la gorra que lo identifique con tus penurias. La costumbre hace que no te des cuenta siquiera que eso es noticia.
Buenas noticias
Casi olvido contar los resultados… Ganaron las buenas noticias, por lejos. Hasta me ganaron a mí, que en algunos casos tuve que aceptarlas como tales ante los argumentos de los chicos. Así, sin cuestionarlos, sin juzgar su mirada sobre “las bondades” que ellos veían y yo no. Desde su perspectiva encontraron beneficios y lo celebraron con un signo (+). Podría haber intervenido yo dando mis explicaciones sobre por qué no eran buenas noticias para mí?. Estaría yo ayudando a su experiencia, a su aprendizaje, actuando así?. Por qué mi razón sería superior a la de ellos?. A quién estaría calificando yo, en ese caso?. La conciencia de cada uno es su única realidad. Ve hasta donde puede y con eso vive.
Escuché, también, muchas muletillas prestadas de sus casas, claro. Yo hubiera sido “una más”. Sin embargo, en general, ellos no multiplicaron por cero. Siguen siendo diamantes. Algunos serán joyas, pero todos mantendrán su belleza. Solo hay que saber encontrarla desde la propia cualidad, la del observador.
Las cosas que te pasan tienen el valor que les das. Problema u oportunidad, carencia o disparador, dolor o cambio, condición o creación, defecto o virtud. Ser positivo no es una opción de moda, un escapismo bajas calorías ni un placebo distribuido en conferencias rosadas. Es tu estado natural. Un mundo de posibilidades, de conexiones, de alternativas. Un metro cuadrado gigante, que se mueve en el infinito espacial.
Es tu vida, carajo…!!!. Entrena la pregunta sobre lo que te pasa. Busca la segunda respuesta, después de la automática. Verás que cuando vayas superando tus propias resistencias y costumbres le darás la oportunidad a la tercera y hasta a la cuarta en la fila. Te va a dar placer ese juego. Te gustará saberte vivo y dueño de tus decisiones. Lo vives como un servicio personal y no como una posible pérdida. No hay nada para temer cuando estás dando lo que es tuyo, porque estás haciendo valer tu metro cuadrado. Allí eres el rey, y no vas a aceptar que un extraño quiera sentarse en tu trono. Que se vaya al suyo.
«No es lo que quieres lo que atraes, sino lo que crees que es cierto.» (Neville Goddard).
En un tiempo me cuentas, si?. Hasta entonces. Feliz metro cuadrado…!!!
Oscar Virga Digiuni
Coach profesional
Director de ISFE