En otros tiempos había tiempo, había padres, había abuelos que sentaban en su regazo a los nietos y les contaban innumerables historias, con las que no sólo se favorecía la fantasía del niño, sino que el propio abuelo podía volver a sentirse joven y vital siendo, muchas veces, el protagonista de increíbles hazañas. Soñar para crear, crear para crecer… Así surgían vocaciones, orientaciones, imaginarios.
La vocación solo es una intención. Busca abrirse paso en contextos que mutan todo el tiempo y ofrecen luces, sombras y atajos. La inteligencia de esa búsqueda se verifica en sus resultados. Luego de pasar por ilusiones, obstáculos, desánimos, incertidumbres, autoestimas, obras y derrumbes, el camino la lleva al destino. O no era ese el camino.
“La simplicidad es la mayor sofisticación” segun nos dejó Leonardo Da Vinci. Recoge el guante Fredy Kofman en una interpretación personal: “my job is not what I do, but the goal I pursue”. En español: mi trabajo no es lo que hago, sino el objeto que persigo. Esto se los decía a sus alumnos universitarios. Así, un formador no enseña nada sino que colabora en el aprendizaje de sus alumnos. Está a su servicio en esa maravillosa tarea de descubrir nuevas fronteras en la exuberante magnitud del siendo humano. Esa es la vocación docente llegando a destino. Encontrando su oferta profesional.
Trabajo y Servicio
Uno de los grandes problemas empresariales del mundo es la tensión entre las necesidades de flexibilidad que tienen todas las organizaciones con las de seguridad y estabilidad que necesitamos los individuos. Entonces aparece una sentencia, no tan novedosa como vigente: nuestra mayor fuente de seguridad no es un empleo garantido por un determinado empleador, sino la que proviene de nuestra propia empleabilidad. Esto incluye a nuestro espíritu y dones emprendedores. O, desde otro lugar, nuestra oferta hecha servicio.
Las causas de pérdida de un empleo o contrato son diversas: reestructuraciones, ahorros de costos, quiebras, incompatibilidades personales. Sin embargo, a todos ellos los cruza, en algún grado, la escasa o nula aportación de valor profesional percibido por la organización o la contraparte contratante. Es necesario, por tanto, que el profesional diseñe y gestione su propia carrera como si se tratara de un proyecto de emprendeduría. Lo es, bajo todo análisis.
Está instalado en la mente de muchas personas que un trabajo se obtiene por méritos propios que han sido desarrollados en una carrera de estudios y progresos, acompañados por una cuidada manera de mostrarlos. Pero (siempre hay un pero…) luego de algunos choques con “la realidad”, muchas de esas personas optan por creer que es más seguro y sencillo convertirse en lo que el mercado quiere comprar. En este caso, la oferta se diluye ante la necesidad de acomodarse o ser adaptable a los requisitos. Dejar de ser para parecer.
Asi, en otros momentos (no sé si hoy sigue habiendo algún caso) hubo mujeres que negaron su condición de madres para presentarse a alguna búsqueda, otros inventan perfiles, los encargan a terceros que los preparan técnicamente “vendedores” y algunos más hasta aconsejan cómo “ser exitosos”.
Qué es una Oferta?
En términos de Coaching, es un recurso para ser posibilidad que ocurra lo que otro quiere o necesita o, también, un acto generativo para que otro vea una posibilidad de la que no tenía conciencia aún. El “otro” es un Observador que ve solo lo que puede ver y lo simplifica a creer que es lo que necesita.
La intención de la oferta no es perseguir la aceptación de otro observador sino, simplemente, mostrarse, ser, estar, proponer una serie de atributos que identifican su servicio. El valor de esa oferta no lo define quien lo da sino quien lo recibe y percibe así. Allí se cierra el círculo virtuoso para ambas partes.
La clave, entonces, es integrar explícitamente las propias Virtudes y Valores, esperando el acompasamiento de quien los descubre, evalúa y elige por reconocerlos Significantes para la satisfacción de su necesidad.
Esto es asimilable a lo que sucede cuando somos nosotros los que elegimos un producto que se nos presenta como oferta. No por su bajo precio, se entiende… La propuesta es hacer ese análisis, considerando que, en lugar de pararnos del lado del comprador, lo hacemos desde el otro lado, del que vende. Por qué nos “comprarían”?. Por qué nos elegirían?. Quién deseamos que sea nuestro “comprador”?. Qué mostramos para ese fin?.
Somos lo que hacemos.
No lo que decimos que hacemos, que haremos, que haríamos, que nos gustaría hacer o que quisiéramos que otro haga por nosotros. Eso vemos de otros. Eso ven de nosotros: lo que hacemos. Eso nos identifica. Eso te identifica ante los demás. Y por eso te eligen o no.
El emprendimiento “proyecto personal” tiene mucho más alcance que una selección entre otros candidatos a un puesto. Es lo que traemos a la sociedad como sello, como firma de autor. Es lo que queda del paso por estas calles y estos campos. Es lo que vivirán nuestros hijos. Es nuestro servicio a las generaciones que nos suceden, bajo la forma de sociedad construida por nuestras virtudes y valores.
La humildad es la base de la grandeza. Ser oferta profesional está incluido en ser oferta personal. Ya no sé si hay carrera y camino. Creo que hay personas que se distorsionan en esa duda. Creo que no viven para ellos, aunque lo griten, escriban o cacareen.
La condición para resolver esa duda está en sabernos completos, francos, sinceros, honestos con nuestra oferta. Eso mismo vendrá a nuestro encuentro. Y será lo correcto y necesario. Ese es el negocio, el trato, el acuerdo. Lo demás, es un dibujo en el agua. Lo puedes firmar con las dos manos y el tiempo se lo lleva sin piedad.
Oscar Virga Digiuni
Coach Profesional
Director de ISFE