“La simplicidad es la mayor sofisticación” (Leonardo Da Vinci).
Nos ha tocado vivir una época muy desafiante. Muchas veces estamos puestos a prueba en situaciones para las que no hemos sido preparados o alertados. El campo laboral-profesional es uno de los más expuestos a las influencias generales, que impactan con lógicas propias y no siempre fácilmente comprensibles.
Uno de los grandes problemas empresariales del mundo es la tensión entre las necesidades de flexibilidad que tienen todas las organizaciones con las de seguridad y estabilidad que necesitamos los individuos. Cómo manejarnos en esa escena?. Yo creo en una sentencia, no tan novedosa como vigente: nuestra mayor fuente de seguridad no está un empleo garantido por un determinado empleador, sino que proviene de nuestra propia empleabilidad. Esto incluye a nuestro espíritu y dones emprendedores.
Las posibles causas de pérdida de un empleo o contrato son diversas: reestructuraciones, ahorros de costos, quiebras, incompatibilidades personales, etc.. Sin embargo, a todas ellas las cruza, en algún grado, la escasa o nula aportación de valor profesional percibido por la organización o la contraparte. Es necesario, por tanto, que el profesional diseñe y gestione su propia carrera como si se tratara de un proyecto de emprendeduría. Lo es, bajo todo análisis. Es su emprendabilidad.
Desde el ambiente educativo, o formativo, en general, han ido surgiendo algunas preguntas que intentan encontrar respuestas a estas inquietudes. Facilitar algunas estrategias y tácticas para mejorar la “construcción” de las personas-profesionales y así aportar a consolidar su integralidad ante los paradigmas emergentes. Para quien pueda, después, ser un ingeniero, un vendedor de salón o un reparador de motores.
Otros tiempos, este tiempo.
“Después de la vida misma, la facultad de elegir es nuestro mayor don” (Stephen Covey).
En otros tiempos había tiempo, había padres, había abuelos que sentaban en su regazo a los nietos y les contaban innumerables historias, con las que no sólo se favorecía la fantasía del niño, sino que el propio abuelo podía volver a sentirse joven y vital siendo, muchas veces, el protagonista de increíbles hazañas. Soñar para crear, crear para crecer… Así surgían vocaciones, orientaciones, imaginarios.
La vocación solo es una intención. Busca abrirse paso en contextos que mutan todo el tiempo y ofrecen luces, sombras y atajos. La inteligencia de esa búsqueda se verifica en sus resultados.
Los actuales y futuros empleadores y los agentes del mercado de trabajo (reclutadores, seleccionadores, headhunters, etc.) están muy inclinados a analizar la lógica de una carrera profesional. La emprendabilidad exige una actitud permanente dirigida a la creación de valor y de compromiso con el proyecto empresarial y, al mismo tiempo, ocuparse activamente de cuidar y atender las propias relaciones profesionales para disponer de algún tipo de visibilidad externa.
El compromiso con los objetivos de una organización no es incompatible con una actitud de pensar en términos de proyecto personal. La actitud, la posición, las habilidades y el compromiso asumido deben “encajar” con las necesidades de una empresa en un momento o periodo concreto. Esa veta te hace empleable. Cuando la organización tenga (y seguramente tendrá) otras necesidades, el profesional y/o directivo puede tener (y seguramente tendrá) otras motivaciones. Si se encuentra un nuevo equilibrio perfecto, muy bien. Si no, el individuo deberá hacer uso de todo lo trabajado en la gestión de su empleabilidad para acceder a un nuevo proyecto. Esa veta te hace emprendedor, más allá de tu circunstancia empleable.
Igualmente, esa lealtad hacia el proyecto más que hacia el empleador ha de reflejarse en beneficios para las organizaciones si saben negociar con ella. Los éxitos personales siempre se anclan en un contexto que los auspicia. Y, por eso, las organizaciones deben invertir en sus equipos humanos no porque vayan a estar ligados a ellos de forma permanente, sino porque esta “seguridad” liberará energías positivas y les aportará mayores rendimientos.
Diseño de carrera profesional
La emprendabilidad es la responsabilidad (y habilidad) de emprender el propio camino, por el que tus estímulos más íntimos te llevan a “ese” lugar que deseas. Vives en una realidad que crees y creas: lo que el mundo espera de ti y por lo que te paga lo que vales para él. Es un acuerdo. Son percepciones cruzadas. Tu seguridad está en tu fe por lo que entregas y esa es la clave de tu éxito. Puedes ser un exquisito ingeniero o un gran soldador, modista fina o mucama de respetar, golfista de élite o un preciso administrativo contable. El mejor colchonero o el rey de los reyes de bastos.
Cambia tu vida cuando comprendes que no trabajas para nadie sino que ofreces tus servicios a quien los valora como solución a su inquietud. Tu estrés pasa de negativo a positivo y se ponen en juego tus notas virtuosas. Desde entonces, protagonizas tu carrera. Eliges dar ciertos pasos, ocupar unos lugares, dejar que pasen trenes que no son los tuyos y observar, piadosamente, cómo una vieja y efectiva máquina trituradora devora las esperanzas de sus víctimas.
Inspiras en otros tu marca, tu perfil de valor, como te ocurre a ti con tantos productos que eliges. Te reconocen virtudes y confían en ti porque encuentran sentidos en tu oferta. También es parte de tu misión encontrarlos a ellos, saberte justo satisfactor para esa demanda. Eres absolutamente eficaz en las acciones que te hacen sentido, cuando “sabes” para qué las haces. Y este resultado se multiplica por 2 cuando el sentido es de doble vía. Todo lo que hacemos tiene un sentido para nosotros, pero hay una vara de matices que va del automatismo raso al poder personal absoluto. Ese es el sentido de la grandeza. Algunos lo llaman paz.
Tus virtudes y valores se resignifican en tu Talento y va tomando formas más claras tu obra. Tu intuición te acompaña en las curvas más peligrosas y ayuda a superarlas para continuar rumbo a tu foco. Messi no es Maradona, ni le interesa serlo. Solo pretende ser el mejor Messi que pueda crear hoy y superarlo mañana. Como Diego, cuando no miraba a Pelé.
Tu carrera profesional es una confluencia de observaciones en una sola Visión. Ver al contexto como un desafío, poniendo en duda las limitaciones que te has creado. Ver a tu espíritu movilizado y descubrir por qué. Ver tus virtudes y orgullos, tus fortalezas y oportunidades. Verte único y social, para que te vean y valoren en tu dimensión.
Las respuestas están en tu potencial y lo que necesitas para desarrollarlo. Sólo vives en este momento. Y ahora, en éste…. Oh… y ahora… Cada momento es una oportunidad para la experiencia de descubrir algo nuevo y valioso en tu persona. Somos posibilidades todo el tiempo. Sólo un conjunto de átomos en movimiento, buscando nuevas configuraciones espaciales. Será por eso que hablamos de carrera cuando hablamos de desarrollo personal?.
Cómo está tu carrera?.
Sientes que vas a tu lugar deseado?. Cuánto has avanzado?. Dónde estás?. Qué estás mirando?. Mereces lo que tienes?. Te sientes próspero?. Quién te molesta en tu camino?. Confías en lo que estás haciendo?. Podemos ayudarte?.
Oscar Virga Digiuni