No hay resultado que buscar, claro. No existe ese resultado. Ellos mismos saben que hay final abierto en la disputa propuesta. Tan abierto que no merece llamarse debate. Lo saben, si. Y tú también puedes saberlo con solo buscar en el diccionario real académico el significado de “comparar: fijar la atención en dos o más objetos para descubrir sus relaciones o estimar sus diferencias o semejanza”. Sin echarle agua ya se ve clarito.
Una comparación es, entonces, cuando se relacionan dos objetos (jugadores de fútbol, en este caso) y se buscan diferencias o semejanzas considerando sus contextos, que es, precisamente, lo que los hace incomparables en todo. Cuando tu maestra te decía que no mezclaras peras con manzanas era por esto mismo. Por ello, lo rico de la comparación no es oponer sino destacar lo destacable para cada uno en cada caso.
Messi, Maradona, tú y yo, accionamos de acuerdo a la influencia recibida por el contexto en que nos criamos y movemos y en función de lo que pretendemos modificar de él, según lo que aceptemos (y no) de su estado y creamos y sintamos (y no) en nuestra capacidad de influir.
Qué Lío con el Diego…
Para mucha gente parece casi imposible de evitar tomar posición por uno o por otro. Pensar que Messi no tiene el liderazgo de Maradona y que el Diego no tuvo las facilidades de Messi en sus equipos. O, en el colmo, imaginar cómo hubieran sido las cosas si uno ocupara el lugar del otro…
Como ya hemos hablado bastante de los paraqués, vuelvo sobre eso. El paraqué explica el qué y el cómo.