Has escuchado a alguien cercano a ti decir alguna de estas frases…?
- El tiempo no me alcanza para todo lo que tengo que hacer.
- Estoy dejando de lado cosas importantes por falta de tiempo.
- Siempre termino postergando mis cosas por ocuparme de las de los demás.
- Al final del día estoy demasiado cansado para hacer lo que me gustaría.
- No tengo tiempo para hobbies o distracciones.
En este tiempo sin tiempo, la agenda ya no es una herramienta de organización sino un campo de batalla medieval. Allí conviven tus operaciones, amigables y hostiles, en medio de polvaredas, ruidos de todo tipo, corridas, confusiones, caballeros y animales, razones y pasiones. Al final de cada día, reposando en la enfermería de campaña, preparas la siguiente avanzada.
Claro que confías en las fuerzas de tu infantería. Está movilizada y “a tambor batiente”. Parece de motivación inagotable. Parece… hasta que el cansancio físico le hace bajar algunas banderas. Y cuestionarse el sentido de tanta épica acción.
Tu tiempo es tuyo.
O, mejor dicho, es para que hagas tuyos esos momentos que forman tu tiempo. Cómo lo haces?. Preguntándo-te qué quieres. Porque lo que hagas son tus compromisos. Es lo que has elegido hacer.