Una de las características de esta época es la frustración. Mucha gente tiene ilusiones y se identifica con ellas. Luego, se cansa de esperarlas y cae en el desánimo, poniendo culpas en quienes no le permiten concretarlas. O que no se los permite.
Los principios de año son especiales para tirar globos al aire, con sus llamas encendidas, para ver hasta dónde llegan… y los finales son ideales para renovar la certeza que un simple cambio de hoja traerá novedades.
Giovanni Sartori fue un politólogo y escritor italiano, fallecido hace unos meses, a sus 92 lúcidos años. Entre sus obras se destaca “Homo Videns” (1997). Allí nos habló del contraste del Homo Sapiens con esta versión modernosa. Aquel estuvo construido sobre la cultura del intercambio, en la lectura, la escritura y la comunicación verbal. Con esas artes, tú y yo, desarrollamos los sentidos de abstracción, imaginación y otras virtudes creativas, todas tan útiles como la sensualidad del olfato, el oído o el tacto.
El nuevo Homo Videns, enfocado en la recepción de imágenes, adquirió hábitos pasivos que resultaron más impactantes que la original reducción del abanico sensible. La hostigación de los mensajes relega espacios para las respuestas. Íconos, alegorías, signos, dibujos, formas y perfiles representan categorizaciones, simplificaciones que facilitan convertir la vida social en un protocolo de marcas y sellos.